Per Tots Sants, castanyes i panellets

Amanece un sábado de lluvia, uno de aquellos días en los que lo que apetece es quedarse en casa con una buena compañía y un buen libro, pero no hay más remedio que hacer lo que está estipulado:

Sacar a la perra . Cuando llueve es una cruz, porque se le van los olores y se está media hora buscando dónde hacer sus necesidades... pero hay que hacerlo. Me imagino yo en su lugar, que me tuvieran que sacar cada día para lo mismo, buf,buf,buf... me da yuyu sólo de pensarlo.

Intentar desayunar antes que el gato. Yo es que me levanto con el estómago - dicen- y necesito tomarme ese café que a tanta gente nos hace falta para empezar el día. Que no es un tópico, oigan, que es así. O café o cara de legaña. Francamente, me sienta mejor el café.

Una vez desayunada, ya puedo ponerle su comida al gato mientras aguanto a la perra para que no se la zampe. Si, gajes del oficio, ya sé que me metí en un lío cuando quise adoptar a la perra... pero se hace con gusto. De verdad que si (aix, qué remedio)...

Ir a la compra. Como que soy un despiste de padre y muy señor mío, no me acordaba de que hoy la mayoría de las tiendas estaban cerradas, así que he tenido que ir al súper. Mercadonas, cerrados. Se ha impuesto ir al Caprabo (y gracias que estuvieran abiertos)... Estaba lleno como si no hubiera otra tienda abierta. Como si fuera un sábado de lluvia. Así de lleno. Como si la gente se hubiera despistado y no le hubiera quedado otro remedio. Pero hemos llenado el carrito. Menos mal.

Llegar a casa y guardarlo todo (argggggggggg, es lo que más odio). Claro, aquí lo bueno es escaquearse, como el capitán, que "ya ha cumplido" acompañándome y ayudándome a descargar el coche bajo la lluvia... y se larga al Blauet a hacer reparaciones (el viejo truco)...

Segundo café del día (como me lea mi médico de cabecera, me mata, vive dios, que sólo me deja tomar uno al día)...

¡Ostras, pero si es mediodía! A ver (repasemos) ¿cuántos se han apuntado hoy? (Sólo ocho. Guay). Sopa de pollo y verduras, hamburguesas con pastel de patata y cebolla, fruta y panellets, unas pastitas para los que no les gustan los panellets (a mi, por ejemplo)... y ya son las dos de la tarde. ¡Cunde, pero poco!

llegan y ayudan (menos mal) a poner la tabla que hace de mesa a partir de 6 comensales. ¿Qué pasa, que es que hay que tener una mesa para veinte? Pues no. Un par de tablas y unos pies de esos de madera, ¿cómo se llaman? caballetes. Eso es. La mantelería media (cuando somos todos se imponen dos tablas y la mantelería XL). Me ayudan con las copas, los cubiertos, se mueven, hablan entre ellos, uno va a buscar a la abuela (mi mamá), quito la música que hay puesta porque eso ya es "un orgue de gats", podríamos decir que es una olla de grillos, todos hablando a la vez... ¡ pero qué gusto!... además hace rato que ha salido el sol y hace calorcillo. Me dejan sin patatas fritas en la despensa, se toman todas las cocacolas que quedaban... habrá que comprar más... ¡pero qué gusto! (lástima que hoy no viene Martí, que tienen que cumplir con los otros abuelos)...

Aquello que una tarda toda la mañana en cocinar, se lo zampan en diez minutos, si llega. Pero aun así, es una gozada. Después de comer, A. y F. asan las castañas.

Los panellets, las castañas y las pastitas se sacan un poco más tarde, porque si se está muy lleno no es lo mismo. "No fan profit". Un poco de garnatxa. Hmmmm... un vino dulce, de los que se suelen tomar con los postres; un pequeño placer. Hoy estuve a punto de comprar ratáfía, pero no me he atrevido.

Et voilà, nuestra Castañada. No ha habido calabazas decoradas ni máscaras ni historias de miedo. Con leer el periódico todos los días, te mueres de terror.

¡Queda algún panellet! ¿Alguien se apunta?