Me gustaría mostrarme tal como soy,o quizá debería decir tal como era, porque las cosas dan vueltas a mi alrededor a una velocidad de vértigo y yo creo que ese vértigo me está pillando. ¿O será que me hago mayor?Porque me niego a decir que me hago vieja. Me está pillando, digo, el vértigo de ver a mis hijos crecidos del todo...ya no queda ningún bebé en casa, ningún niño, ningún adolescente, todos son hombres hechos y derechos, llega la Navidad, que para mi es como un complejo vitamínico cargado de emociones, todas las que os podáis imaginar.
Os preguntaréis por qué. Pues quizá porque de niña vivía la época navideña como un espacio cargado de ilusiones y esa idea de siempre, la idea que nos inculca la sociedad, si, esa idea relamida de sentimientos a flor de piel, todo eso me lo metieron dentro y ya forma parte de mi. Hay personas que pueden decir tranquilamente que la Navidad les da asco, que les produce nauseas, pueden hablar del consumismo, pueden hablar de... de... y de...
Yo no puedo. A mi la Navidad me gusta. ¿Seré masoquista? a mi me gustaba hacer el belén con los chicos, todo ese ajetreo de ver la casa llena de musgo, cuando todavía no estaba prohibido recogerlo porque había mucho y la gente se llevaba sólo un poquito, sin arrasar, tierra por todas partes, huellas de zapatos por toda la casa y yo soltando improperios porque tenía que volver a fregar el suelo... me gustaba cuando los niños mezclaban las figuritas del pesebre con los clics, cuando montaba rallys por los falsos caminitos y cuando hacían convivir a la señora que llevaba la jarra de agua en la cabeza con alguna de sus motos (normalmente mucho más grandes que la señora) o cuando ponían a pastar los caballos de sus indios de plástico junto a los cerditos y cabritillos de barro, en una especie de fiesta de una diversidad espontánea y donde no cabían las mentiras.
Me gustaba también montar el árbol, sobre todo cuando todavía no me preocupaba por la ecología porque no estaba de moda. Adornábamos el árbol con bolas de colores (hortera, me llamaba mi capitán) pero yo disfrutaba y me reía y escuchaba villancicos que intentaba entonar junto a los chicos, que se reían y rompían bolas sin querer, y entonces el villancico se volvía grito histérico de madre feliz... y se sumaban villancico más grito histérico más risas más ladrido de Truc... (nuestro perro hace dos años que tuvo que ser sacrificado ya)...
Si me remonto a mucho tiempo atrás también encuentro recuerdos que me llenan los ojos de lágrimas, nunca sabré si porque soy demasiado blanda o porque esos sentimientos se producían en mi realmente: ¿fue, todo eso, bueno o malo? ¿Es bueno o malo, sentir todo eso? ¿Es bueno o malo "soltarlo" aquí, a la orilla de la red?
Esto es un extracto de lo que pienso. No tengo tiempo, ahora, para escribie más. Me espera mi nueva vieja casita...